lunes, 5 de diciembre de 2016

LAS OBRAS PÚBLICAS

Los romanos  destacaban más como a ingenieros que como a arquitectos. Resultan admirables la eficacia, la solideza, e incluso lo reconocian los mismos griegos. Su teorico más famoso en temas de construcción, Vitruvio, ingeniero militar. En las obras públicas como carreteras, puentes, aqüoductos, clavagueram i fortificaciones, donde los romanos assolieron la perfección más grande en la aplicación de las técnicas aprendidas de los estrusco, de los griegos o de los siris.


3.1. Calçadas i puentes  


La necesidad de conquerir i de governarals territorios conqueridos se imposa a el Estado romano la posada en práctica de un esfuerzo constructivo ingente. En ningún caso este esfueço fue tan intenso i constante amo en la construción  i la conservación de una tupida red de caminos que uniera cin Roma los lugares más recomendados del Imperio.Raones estratégica, económicas i políticaslos movieron a hacerlo.

La calçada

Es lo más importante de todas las vias romana. Su amplada era de cinco o de seis metros, de manera que dos carros se podian cruzar sin problemas, i tenian azeras. Estaban construidas a consciencia, con un pavimentode medio metro de profundidad, compuesto por cuatros capas de materials diferentes, entre dos marges de sillares de piedra. La parte superior es de losas.

Con esta solidez no debe sorprender que por toda la geografía del antiguo imperio romano todavía se conserven muchos tramos de este tipo de vía.

Las distancias se señalaban con unas pequeñas columnas de piedra, clavadas en el suelo cada mil pasos (1.500 metros aproximadamente), llamadas miliarios; en estas columnitas también figuraba la distancia recorrida, y el nombre del emperador o del magistrado que había mandado construir o reparar la calzada, que, frecuentemente, también le daba el nombre.

En el foro de Roma se encontraba el miliario cero, el miliarium aureum, del que salían supuestamente todas las calzadas importantes; de ahí el proverbio «todos los caminos Llevan a Roma ». A lo largo de las calzadas importantes había unas paradas o puestas, llamadas mansiones; la situación de estas paradas estaba indicada en los primitivos mapas e itinerarios.

Principales calçadas romanas

Las primeras calzadas del territorio latino datan de mediados de la época republicana: la vía Apia, comenzada en el siglo IV aC, iba desde Roma hasta el sur del mar Adriático; la Flaminia, hacia el norte del Adriático; Aurelia unía Roma con la Provenza, etc. 

Durante el Imperio, Hispania incluida, el mayor impulso en la construcción y la conservación de calzadas se debe a los emperadores Augusto, Trajano y Adriano. En la Península, la más importante era la que iba desde los Pirineos, por la Jonquera, hasta Cádiz; por la costa continuaba por Valencia y después se adentraba hacia el interior. A partir de Augusto, que la modernizó, comenzó a ser llamada vía Augusta. También eran calzadas de primera categoría la que unía Astorga con Mérida, conocida desde la ética poca árabe con el nombre de vía de la Plata, o la que iba desde Tarragona hasta Zaragoza y Astorga.


Los puentes

Los romanos desarrollaron más que ningún otro pueblo de la antigüedad la técnica y la belleza de los puentes. Sus calzadas no se detenían ante los grandes ríos, los valles o las zonas de pantanos. Desde la construcción del primitivo puente de madera sobre el Tíber, el pons Sublicius de la hazaña memorable de Horacio Cocles, del que cuidaban los pontífices, a lo largo de los siglos los romanos desarrollaron una técnica que hoy aunque es admirable por su perfección y solidez.

La base del puente era un arco profundo, en realidad una vuelta corta de medio cañón, de bloques de piedra bien trabajados, sin argamasa en las junturas. Encima había una calzada plana, de cinco o seis metros de ancho, con aceras. Este modelo de puente es el que ha persistido hasta el siglo XX. Para muchos puentes romanos todavía circula el Tráfico actual.

En España destacan los de Mérida, Alcántara, Córdoba y Salamanca.



3.2. Aqüoductos y clavagueram


Los romanos tuvieron gran cuidado de todo lo que se refería al suministro de agua para las ciudades y al sistema de desagüe y alcantarillado correspondiente; para todo esto desarrollaron técnicas aprendidas de los etruscos. En las casas rurales y en las urbanas unifamiliares el consumo de agua estaba asegurado mediante los pozos y las cisternas que almacenaban el agua de la lluvia recogida en el impluvium.

Sin embargo, esta solución no era suficiente para los barrios formados por insulae, para las numerosísimas fuentes públicas, para la gran cantidad de establecimientos termales, públicos y privados, ni para poder controlar los frecuentes incendios, y por supuesto para los simulacros de batallas navales en los anfiteatros.
  

Los aqüoductos


Para satisfacer este enorme consumo de agua se construían enormes depósitos a la entrada de las ciudades, provistos por medio de acueductos que captaban las aguas los ríos, de las fuentes y, incluso, de los pantanos artificiales, que podían estar situados a muchos kilómetros de distancia.

Los acueductos consistían básicamente en un canal con las paredes bien impermeabilizadas que, normalmente, iba a ras del suelo, pero que, a veces, tenía que salvar grandes desniveles. Para resolver este problema los romanos inventaron un tipos de puentes de varios pisos de arcadas, construidos unas veces con piedra, otras veces conOpus Mixtum, sobre los que pasaba el agua por un canal estrecho. Roma estaba provista por quince acueductos. 

El acueducto más antiguo de España es el de las Ferreres, en Tarragona, y el más monumental es el de Segovia, que hace más de treinta metros de altura en la parte central; también son interesantes los restos del acueducto de Mérida.


El sistema de clavagueram 


La gran cantidad de agua que se consumía en las ciudades romanas se desaguaba mediante un sistema de alcantarillado muy completo. La red de galerías subterráneas, reforzadas con bóvedas de medio cañón, coincidía con las de las vías urbanas. las aguas utilizadas en las casas, las termas y las fuentes, así como las de la lluvia, desembocaban allí.Solían ir a parar a un río cercano o en el mar, si eran ciudades costeras.

Las primeras cloacas del mundo romano fueron construidas en la capital durante la ética poca de los etruscos: la llamada Cloaca Máxima, el desagüe de la que hoy todavía se puede ver en el Tíber. La perfección de estas obras es evidente si tenemos en cuenta que hoy en día algunas ciudades todavía utilizan el sistema romano de alcantarillado, como es el caso de Mérida.



3.3. Murallas y fortificaciones


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