Se
establece la Palaiápolis, «ciudad antigua», como un mero puerto
comercial isleño donde hacer escala frente a la desembocadura del río
Fluviá. Con la llegada de los griegos, los indígenas se vuelven
productores de bienes de consumo que intercambiarán con los helenos por
mercancías más preciadas como el vino. En un principio depende de
Massalia, como podemos observar en el gran número de ánforas massaliotas
encontradas de esa época.
En
el 550 a. C., según Estrabón, se establece una segunda fundación, ésta
en tierra firme, en detrimento de la Palaiápolis, que experimenta un
gran desarrollo urbanístico. Las palabras de Estrabón las vemos
recogidas en su Geografía:
«Los
emporitanos habitaban antes una islita delante de la costa que hoy se
llama Palaiápolis, pero hoy viven ya en la tierra firme. Emporion es una
ciudad doble, estando dividida por una muralla, teniendo antes, como
vecinos, algunos indiketes (...). Pero con el tiempo se unieron en un
solo estado, compuesto de leyes bárbaras y griegas, como sucede también
en otras muchas ciudades»
Estrabón, Geografía, III. 4, 8.
Tras
la conquista de Focea por Ciro II, emperador de Persia en 546 a. C, los
foceos huyen a la nueva colonia de Alalia, en Córcega. Sin embargo, su
presencia acaba incomodando a los cartagineses, que forman una coalición
con los etruscos para acabar con ellos. En el 535 se produce la Batalla
de Alalia. Los foceos volverán a huir, esta vez se refugiarán en
Massalia y Emporion. La ciudad vio aumentada sensiblemente su población
por refugiados.
En
el s. V a. C. se produce una época de gran prosperidad basada sobre
todo en el comercio griego, en especial con el aprovisionamiento
ateniense. Se establecieron acuerdos políticos y comerciales con la
población indígena.
Debido a su situación en la ruta comercial entre Massalia y Tartesos, la
ciudad se convirtió en un gran centro económico y comercial además de
la mayor colonia griega en la península Ibérica.
A
partir del s. IV a. C. la ciudad ya crece de forma considerable y es
conocida como Emporión. Sigue habiendo mucho comercio griego
con la península y se empiezan a acuñar las primeras monedas,
anepigráficas, en un primer momento, y con la leyenda EM, más tarde. A
finales de este siglo se emiten ya dracmas con el tipo del caballo
parado, según modelo púnico, y después con el característico pegaso en
el reverso y la cabeza de Arethusa en el anverso.
Continúa
el periodo de esplendor hasta la llegada de los Bárquidas. La
competencia crea una recesión en la economía emporitana. Los emporitanos
envían una embajada a Roma pidiendo ayuda. Roma cierra el Tratado del
Ebro con Asdrúbal en el 226 a. C., según el cual los punos no podían
pasar el río. Con la II Guerra Púnica Ampurias se significa como fiel
aliada de Roma. En el 218 a. C. los romanos envían un ejército, que
desembarca en Ampurias, con la misión de cortar los suministros de
Aníbal, que está asolando Italia. Este hecho lo vemos citado por Tito
Livio:
«Mientras
estas cosas ocurrían en Italia, Cn. Cornelio Escipión, enviado a
Hispania con una escuadra y un ejército, zarpó de las bocas del Ródano y
doblando los montes Pirineos abordó en Ampurias. Desembarcó allí el
ejército, y empezando por los lacetanos, sometió a Roma toda la costa
hasta el Ebro, unas veces renovando alianzas, otras estableciéndolas.»
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